La boda del año y los medios

El matrimonio de Juan Diego Flores con Julia Trappe, ciertamente fue un evento de interés periodístico por las singulares características, el glamour y la pompa. Como noticia acaparó la atención de los medios el mismo sábado -día de la boda- en los programas especiales del domingo, e incluso en los noticieros del lunes. Resulta curioso tratar de adivinar qué bicho les pico a los directivos de TV Perú (nuestro canal del estado) para transmitir en vivo, completo y, prácticamente, sin cortes todo el mencionado evento; cuando un hecho de mayor importancia política se les escapa, como por ejemplo el Juicio a Kenya Fujimori.

 

Mucha gente fue a la Plaza Mayor de Lima para no perderse la boda; y ver el  pomposo acontecimiento: novia gringuita, en traje de diseño exclusivo, carros de lujo, escolta de cadetes de la Policía Nacional del Perú, parlantes en el atrio principal para que el público asistente no pierda detalle alguno, recepción en el Palacio Municipal, besitos en los balcones del mismo local –para las cámaras y el vulgo reunido-, etc. Incluso hubo una alocución, en inglés masticado, de nuestro dignísimo Cardenal «para que le entienda el padre de la novia». Y palabras de admiración, aún menos afortunadas, de nuestro presidente de la República, alusivas al anillo de Julia Trappe: «Es un anillazo».

Tanta gente asistió que hubo de colocarse cordones de seguridad policial, la Plaza estaba repleta.¿Alienación? ¿Huachafería? ¿Curiosidad? Quién sabe.

 

El que puede ¡Puede!

Queda le pregunta ¿Si usted, ciudadano de a pie –o combi– quisiera casarse en la misma Catedral de Lima, podrá hacerlo? Muy posiblemente no. Tendría que Juan Bradstock Lockett de Loayza o ser Princesa Hilda Marie Gabrielle de Baviera. Quienes fueron los últimos (antes del tenor y su novia) en casarse en la Catedral de Lima, hace 59 años. O bien, ser Juan Diego Flores.

Augusto Thorndike se fue de boca ayer e hizo durísimos comentarios sobre el acontecimiento. Señaló que “Ayer Lima fue el epicentro de toda la huachafería”, dijo más aún, se refirió a Flores como “el rey de los atorrantes”. Lo cierto es que todo el boato fue algo exagerado, casi digno de la realeza europea; pero la transmisión en cadena nacional, eso, si fue huachafo. No había necesidad  de que las declaraciones del periodista fueran tan duras, ya que de ese modo más sonaron a piconería que a una sincera incomodidad.

 

Falta de criterio

Por otra parte, el programa Reporte Semanal transmitió un reportaje sobre la matanza Lucanamarca, sucedida el 4 de abril de 1983 -hace 25 años. Un trabajo periodístico que nos recordaba a los peruanos la miseria del interior del país, la época violenta del terrorismo y que traía de golpe a la realidad -al televidente no enterado- del sufrimiento de los pueblos que estuvieron en medio de esa guerra, y que contaba cómo es que en la actualidad la situación de ese pueblo sigue siendo igual de misérrima. El reportaje mostró fotos sumamente explícitas de los casos y los sobrevivientes. Todo este despliegue de miseria, reclamo social y piedad, para que inmediatamente después de terminado el mencionado reportaje anuncien, antes de ir a la pausa comercial, la boda del año y todos los detalles sobre el suntuoso vestido de más de 30 mil dólares, la boda de ensueño. ¡Criterio señores, criterio!